Reporte de Estabilidad Financiera I semestre 2021
Poco más de un año después del comienzo de una pandemia global, esta edición del Reporte de Estabilidad Financiera ofrece un balance del papel del sistema financiero en la respuesta de la economía colombiana a la emergencia sanitaria, así como un análisis de su situación de cara a la recuperación de la actividad económica.
La situación actual de las entidades financieras evidencia la capacidad conjunta del sistema y de las autoridades para administrar riesgos y absorber y mitigar las perturbaciones que han afectado a la economía colombiana desde marzo de 2020. En el transcurso de los meses recientes las entidades han preservado sus niveles de liquidez y solvencia, manteniéndolos por encima de los mínimos exigidos por la regulación: en el mapa de riesgos del Gráfico A las variables de solvencia y de riesgo de liquidez se han mantenido en tonalidades verdes. Al tiempo, los establecimientos de crédito acogieron las facilidades temporales establecidas por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) para mitigar el riesgo de impago de los créditos, e incrementaron provisiones anticipando el mayor riesgo, con lo cual el cubrimiento de esas provisiones continúa siendo elevado. Por su parte, el público ha mantenido la confianza sobre la estabilidad del sistema financiero, lo cual se refleja en un crecimiento del fondeo de los establecimientos, aunque con prevalencia de depósitos a la vista.
Los mercados financieros de instrumentos de deuda pública, privada y acciones (que al principio de la pandemia mostraron claros signos de inestabilidad y amenazaron con convertirse en una fuente de riesgo prominente) lograron estabilizarse y mantener su funcionamiento normal tras la respuesta de política puesta en marcha por el Banco de la República. Ello ha sido así pese a la aparición de nuevas olas de contagio y a las extensiones de la emergencia sanitaria. En el Gráfico A los renglones de volatilidad en estos mercados, que adoptaron tonos rojos durante el primer semestre de 2020, han recuperado tonalidades naranjas o verdes en meses recientes. Lo anterior explica el desempeño relativamente bueno de las instituciones financieras no bancarias, como administradores de fondos de pensiones, compañías aseguradoras, sociedades fiduciarias y sociedades comisionistas de bolsa. Aún así, en lo corrido de 2021 se han observado retiros de inversionistas de fondos de inversión colectiva abiertos y una menor participación de inversionistas extranjeros en el mercado de títulos de deuda pública. Por su parte, el valor de las acciones no ha logrado recuperarse tras las pérdidas observadas en marzo de 2020. Los detalles técnicos sobre la lectura, construcción y las variables empleadas en el mapa se presentan en el Recuadro 1 del Reporte de Estabilidad Financiera de septiembre de 2017.
En estas condiciones, el débil desempeño del crédito ha estado determinado tanto por elementos de demanda como de oferta, que de forma consistente con la menor actividad económica se han mantenido relativamente reducidas en el último año y solamente se empezaron a recuperar en el primer trimestre de 2021. En el pasado reciente se ha observado un crecimiento reducido del crédito (tonalidades azules en la región del ciclo de crédito del Gráfico A) acompañado de menores tasas de interés en las modalidades de consumo, vivienda y comercial, y de menores márgenes de intermediación. Con la recuperación de la actividad económica debería observarse un mayor crecimiento del crédito, facilitado por el espacio que tienen las entidades en materia de solvencia: en efecto, aunque la cartera de hogares ha sufrido una desaceleración desde el comienzo de la pandemia, en las semanas finales de marzo se registraron desembolsos históricamente altos de créditos de vivienda.
Los resultados de este Reporte de Estabilidad Financiera permiten concluir que la principal vulnerabilidad para la estabilidad del sistema financiero colombiano en el corto plazo es la incertidumbre que aún prevalece sobre el desempeño de la economía en el futuro inmediato, con lo cual es imposible determinar la evolución de la cartera vencida. El segundo semestre de 2020 estuvo caracterizado por un aumento de la cartera riesgosa, particularmente de vivienda (este aumento se evidencia en las tonalidades rojas de todas las modalidades de cartera en el mapa del Gráfico B). La vulnerabilidad generada por la crisis sanitaria se refleja en las siguientes tres tendencias: primero, la caída en la rentabilidad de los establecimientos de crédito en el pasado reciente, que en especial ocurre como consecuencia del aumento en el gasto en provisiones y de la reducción en los ingresos por recaudo de cartera; segundo, la carga financiera de los hogares, que de acuerdo con la medición presentada se encuentra en niveles históricamente altos; tercero, el aumento en la proporción de firmas consideradas frágiles de acuerdo con diversos criterios cuantitativos y cualitativos. Al tiempo, en las condiciones actuales adquiere relevancia la exposición de los establecimientos de crédito a cambios súbitos en los precios y en las condiciones de los mercados de títulos de deuda pública en un ambiente de dificultades fiscales y del menor apetito de riesgo que podría surgir ante el aumento en las tasas de interés de mediano y largo plazo en los mercados financieros globales.
Para estudiar la capacidad de las entidades financieras de enfrentar aquellas vulnerabilidades, este Reporte de Estabilidad Financiera realiza ejercicios de sensibilidad (stress tests) que evalúan la respuesta de los establecimientos de crédito y de los fondos de inversión colectiva abiertos ante escenarios hipotéticos extremos. Los resultados indican que, pese a la reducción en la rentabilidad, el aumento de la cartera riesgosa y la reducción de la liquidez que se observarían en tales escenarios, el sistema financiero agregado aún cuenta con capacidad para absorber perturbaciones adicionales. Al tiempo, los resultados sugieren que la situación económica tendría que experimentar un deterioro mucho más profundo que el de los escenarios extremos considerados para afectar de manera significativa la capacidad del sistema financiero en su conjunto de otorgar crédito. En resumen, es posible afirmar que, a pesar de la magnitud de la crisis experimentada por la economía colombiana durante el último año como consecuencia de la pandemia, el sistema financiero ha mostrado una resiliencia notable.