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Luego de un periodo de creciente desigualdad de ingresos a finales del siglo XX, Colombia inició el XXI con un descenso en el coeficiente Gini que fue particularmente pronunciado en la década de 2010. Este indicador pasó de 0,56 a 0,51 entre 2010 y 2017, aumentando levemente a finales de ese periodo para finalizar con una cifra de 0,53 en 2019.  Esta caída en la desigualdad estuvo acompañada de aumentos en el ingreso per cápita real de los hogares, que medido en pesos constantes de 2010, pasó de 445.524 pesos en 2010 a 500.577 pesos en 2019 (Gráfico 1).

Gráfico 1. Coeficiente de Gini 2010-2019

Para el año 2010, el coeficiente Gini fue de 0,56, mientras el ingreso per cápita real de los hogares fue de 446.000 pesos. Para el año 2013, el coeficiente Gini disminuyó a 0,53, mientras el ingreso per cápita aumentó a 496.000 pesos. Para el año 2017, el coeficiente Gini disminuyó a 0,50, mientras el ingreso per cápita disminuyó a 490.000 pesos. Para el año 2019, el coeficiente Gini aumentó a 0,52, mientras el ingreso per cápita aumentó a 501.000 pesos.

Fuente: Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) DANE.

En un estudio realizado por investigadores del Banco de la República y que está contenido en la edición 101 de la revista Ensayos sobre Política Económica (ESPE), se documenta cómo estas mejoras en la distribución de ingresos se debieron en gran parte al aumento relativo de los ingresos reales de las personas más pobres y, en particular, de sus salarios. El Gráfico 2 presenta el salario promedio de los colombianos por quintiles de ingreso para 2010 y 2019, y el cambio porcentual entre estos dos años. Como se puede observar, mientras que los dos quintiles más bajos experimentaron un aumento en sus salarios reales de 15,7 % y 16,9 %, respectivamente, en el quintil más alto la variación fue -0,4 %.

Esta reducción de las brechas salariales coincidió a su vez con una caída en los diferenciales salariales por nivel educativo. De acuerdo con datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), mientras que para las personas sin educación o con solo primaria, los salarios reales aumentaron en 2,6 % entre 2010 y 2019, para aquellos con educación técnica o tecnológica, y con título universitario o posgrado, los salarios reales cayeron en 10,1 % y 8,8 %, respectivamente.

Gráfico 2. Salario promedio por quintiles de ingreso, 2010 y 2019

a) Salario promedio por quintiles de ingreso (pesos constantes de 2010)

Para el quintil de ingreso 1, el salario promedio en 2010 fue de 241.000 pesos, y en 2019 de 279.000 pesos. Para el quintil 2, el salario promedio en 2010 fue de 402.000 pesos, y en 2019 de 470.000 pesos. Para el quintil 3, el salario promedio en 2010 fue de 517.000 pesos, y en 2019 de 579.000 pesos. Para el quintil 4, el salario promedio en 2010 fue de 677.000 pesos, y en 2019 de 740.000 pesos. Para el quintil 5, el salario promedio en 2010 fue de 1.919.000 pesos, y en 2019 de 1.913.000 pesos.

b) Variación 2010-2019 (porcentajes)
 

Para el quintil de ingreso 1, la variación entre 2010 y 2019 fue de 15,7%. Para el quintil 2, la variación aumentó a 16,9%. Para el quintil 3, la variación disminuyó a 12,1%. Para el quintil 4, la variación disminuyó a 9,3%. Para el quintil 5, la variación disminuyó a -0,4%.

Fuente: Cálculos propios a partir de GEIH DANE.

Detrás de esta reducción en los diferenciales salariales hay décadas de políticas públicas enfocadas en el fortalecimiento del acceso a la educación en Colombia, resultando en una abundancia de trabajadores con mayor formación. De acuerdo con datos de la GEIH, entre 2010 y 2019 se observó una caída de -8,8 puntos porcentuales (pp) en el porcentaje de personas sin educación o con solo primaria, mientras que el porcentaje que logra terminar la educación secundaria o media, u obtener algún título de educación superior, aumentó en 3,0 y 5,8 pp, respectivamente. Aunque la investigación del BR no explora en detalle la interacción entre el mercado de educación y el mercado laboral, se infiere que la ampliación de la cobertura educativa contribuyó a la reducción de las primas salariales de la educación secundaria y terciaria y, por tanto, a la reducción de las brechas entre salarios que se ilustra en el Gráfico 2. 

En general, y al igual que en el resto de América Latina, en Colombia la reducción de la desigualdad salarial ha jugado un papel central en los cambios en la distribución del ingreso observados en la última década. Aunque los prolongados cierres de las instituciones educativas a los que obligó la pandemia del COVID-19 y el acceso limitado a internet pudieron haber afectado en el corto plazo los progresos en calidad y cobertura de la educación, subsisten los factores profundos de mejora y mayor acceso al sistema educativo que han contribuido a mejorar la distribución del ingreso en el país.