Los estimativos del Banco de la República sobre el déficit fiscal consolidado

La tendencia moderna es que la mejor práctica contable es la de causación. El Banco de la República y la mayoría de las empresas hoy en día utilizan la metodología de causación para su contabilidad. En la mayoría de los países se está pasando gradualmente de la contabilidad de caja a la de causación para las cuentas fiscales, pero esto no es posible en muchos municipios y empresas públicas, que tienen un sistema contable bastante primitivo. Es inevitable, entonces, que el cálculo del déficit fiscal consolidado nacional sea un sistema mixto de caja y causación.

 

La Contaduría General de la Nación está comprometida en lograr hacia el futuro que todos los balances fiscales se ajusten a las prácticas modernas de contabilidad de causación. A raíz del acuerdo que suscribió el país con el FMI en 1999, el Banco de la República asumió la tarea de la medición del déficit del sector público con base en las fuentes de su financiamiento. Este cálculo, conocido como déficit por debajo de la línea, refleja el nivel de financiación del déficit y es coherente con la metodología para medir el déficit fiscal por encima de la línea, a partir de los ingresos y los pagos de caja tradicionalmente estimado por el Gobierno Nacional y que son complementados con algunas partidas de causación. Esta metodología fue definida entre el Gobierno Nacional y el FMI, en el marco del acuerdo extendido entre Colombia y dicho organismo.

 

El Fondo Monetario Internacional que fija los estándares internacionales en esta materia, ha definido un sistema mixto en un gran número de países en desarrollo. En Colombia ha insistido en contar el rezago presupuestal como parte del déficit.

 

Si bien hasta antes del acuerdo la metodología aplicada para el registro de las operaciones del sector público utilizaba un criterio de caja, la inclusión de algunas partidas de causación, como el rezago presupuestal del gobierno nacional y las cuentas por pagar de las principales empresas públicas, representa un mejoramiento para la medición del impacto macroeconómico del déficit fiscal. En primer lugar porque al incluir las cuentas por pagar del gobierno y las empresas se registra de manera adecuada el tamaño del gasto público y la presión que este ejerce sobre la demanda interna. Desde el punto de vista de la financiación del déficit, igualmente permiten cuantificar de manera explícita el financiamiento que obtiene el sector público con los otros sectores de la economía, incluyendo los particulares que han provisto algún bien o servicios al Estado y cuyo pago aún está pendiente. De otra parte, la inclusión de estas partidas constituye un avance hacia la armonización de las cuentas fiscales con los restantes agregados económicos, como las cuentas nacionales, la balanza de pagos y las cuentas monetarias y financieras, cuyo registro se hace con criterio de causación. Finalmente, el reconocimiento de dichas partidas elimina el incentivo que tenían los gobiernos en el pasado de acumular pagos al final de cada vigencia, para hacerlos efectivos sólo en la siguiente, para así poder cumplir con las metas déficit fiscal que previamente habían anunciado.

 

Bogotá, febrero 22, 2002