Minutas Banrep: la Junta Directiva del Banco de la República decidió por unanimidad mantener inalterada la tasa de interés de política monetaria en 13,25%

En su discusión de política, la Junta Directiva tuvo en cuenta los siguientes elementos:
Fecha de publicación:
17:11
  • La inflación anual en junio se situó en 12,1 %, inferior en un punto porcentual a la registrada en diciembre de 2022. La disminución de la inflación ha permitido una moderación de las expectativas de inflación. La encuesta realizada en julio mostró que, en la mediana de la muestra, las expectativas de inflación de los analistas económicos continuaron disminuyendo y se ubican en 6,0 % y 3,9 % para 12 y 24 meses respectivamente. Por su parte, las expectativas de inflación derivadas del mercado de TES y controlando por riesgos de liquidez y prima inflacionaria, se ubican entre 5,6 % y 4,6 % para horizontes entre dos y cinco años.
  • A pesar de estos avances, la inflación continúa en niveles altos con respecto a la meta y sus expectativas siguen distanciadas de la meta, como lo muestra la expectativa de inflación para 2024 que se sitúa en 5,0 %. Adicionalmente, subsiste la rigidez de la inflación básica sin alimentos ni regulados al ubicarse en junio en 10,5 % anual, nivel similar al que se observó en los meses precedentes. Los procesos de indexación siguen activos, lo cual contribuye a explicar este comportamiento. 
  • El indicador de seguimiento a la economía (ISE) para abril y mayo, al igual que la última encuesta de industria y comercio, sugieren que la desaceleración de la actividad económica en el segundo trimestre habría sido mayor a la prevista. Acorde con esto, el equipo técnico redujo levemente su pronóstico de crecimiento para 2023 de 1 % a 0,9 %, lo que lo sitúa por debajo de los de la mayoría de los analistas económicos. Al mismo tiempo, aumentó ligeramente al alza la proyección para 2024, de 0,9 a 1 %. Aunque estos crecimientos lucen bajos, corresponden a niveles de producto históricamente elevados, ya que se trata de variaciones marginales sobre las importantes expansiones del PIB que se dieron en 2021 y 2022.
  • A pesar de los síntomas de desaceleración, el mercado laboral continúa exhibiendo un buen desempeño. Así lo mostró el último reporte sobre el mercado laboral del DANE, en el cual la tasa desempleo para el agregado nacional en el mes de junio se redujo a 9,3 %, y para las trece principales ciudades cayó a 8,8 %.
  • La tasa de crecimiento del crédito ha venido disminuyendo. A mediados de julio la cartera total y la de consumo crecían a tasas anuales de 9 % y de 5 % respectivamente, ritmos considerablemente inferiores a los observados hasta septiembre de 2022. De otra parte, se ha producido un deterioro relativo en la calidad de la cartera, principalmente en la modalidad de consumo. A pesar de ello, los establecimientos de crédito mantienen altos niveles de capital, que se traducen en un nivel de solvencia agregada que excede ampliamente el mínimo regulatorio, y en posiciones sólidas de liquidez y de fondeo, también superiores a las exigencias regulatorias, las cuales siguen los más altos estándares internacionales. 
  • El peso colombiano ha continuado fortaleciéndose, retornando a niveles no observados desde mediados de 2022. La apreciación del peso se ha dado en el contexto de una reducción de las primas de riesgo país, en mayor grado que lo ocurrido en otras economías de la región. 

En su discusión de política los directores sopesaron los aspectos positivos del comportamiento reciente de la inflación y otras variables macroeconómicas, con aquellos que causan preocupación. 

Entre los primeros, los directores destacaron la disminución de la inflación de precios al consumidor por tercer mes consecutivo, y resaltaron la fuerte caída que ha tenido la inflación de precios al productor, lo cual evidencia la reducción en el ritmo de crecimiento de los costos de producción. Señalaron que las expectativas de inflación a distintos plazos han continuado disminuyendo, incluyendo aquellas para fin de 2023. También destacaron la notable apreciación del peso en los últimos meses, que asociaron con señales positivas en cuanto a niveles de riesgo, y que consideraron favorables para el proceso desinflacionario y la convergencia a la meta de inflación. Resaltaron que el menor crecimiento del crédito y de los agregados monetarios, refuerzan el ajuste a la baja en los excesos de la demanda agregada. Igualmente, subrayaron el progreso que se viene haciendo en el ajuste del desequilibrio de la cuenta corriente de la balanza de pagos, para llevarla a niveles más sostenibles. Destacaron el propósito del Gobierno Nacional de reducir su déficit fiscal en un punto del PIB en 2023. Recalcaron que a pesar la desaceleración de la actividad económica en lo corrido del año, el mercado laboral continúa fuerte. Los directores estuvieron de acuerdo en destacar los favorables indicadores del sistema financiero que reafirman su fortaleza, a pesar del deterioro en la calidad de la cartera asociado a la desaceleración de la actividad económica y a las elevadas tasas de interés. En ello juega un papel importante la regulación financiera en Colombia, que sigue altos estándares internacionales. Al respecto, enfatizaron que no existe una disyuntiva entre estabilidad de precios y estabilidad financiera.

En cuanto a los factores que causan preocupación, los directores resaltaron que, pese a la reducción de la inflación en los tres últimos meses, ésta continúa en un nivel excesivamente alto, comparada con la que se observa tanto en los principales países avanzados como en las economías semejantes de América Latina. Advirtieron con inquietud el hecho de que en Colombia no se han empezado observar reducciones en el indicador más utilizado de inflación básica, definida como la canasta del IPC sin alimentos ni regulados, que para junio se mantuvo en un nivel de 10,5 %, el más alto de este siglo. Subrayaron que las expectativas de inflación a diferentes plazos continúan ubicándose en niveles superiores a la meta del 3%, a pesar de sus disminuciones recientes. Resaltaron los riesgos asociados a la evolución futura de la tasa de cambio dada la incertidumbre que aún prevalece a nivel local y global. Mencionaron los riesgos que surgen de los efectos que pueda tener la intensidad del fenómeno de El Niño sobre los precios de los alimentos y de la energía, así como los nuevos choques provenientes del recrudecimiento del conflicto en Ucrania, y del rompimiento de los acuerdos para permitir la exportación de cereales y otros insumos agrícolas desde esa región. Señalaron que los incrementos de los precios de los combustibles, requeridos para sanear el déficit que dejó su congelamiento durante un período prolongado, seguirán presionando al alza la canasta de regulados, y la inflación en general. Al respecto, indicaron que la caída en la inflación de alimentos ha logrado compensar hasta el momento la mayor inflación de regulados, pero que los efectos de El Niño o de la guerra en Ucrania podrían reversar este logro, en un contexto en el que la inflación básica continúa sin ceder. Así las cosas, reconocieron que la lucha contra la inflación no ha terminado. En este sentido coincidieron en la necesidad de mantener la actual postura restrictiva de la política monetaria, hasta no ver señales convincentes de la convergencia de la inflación hacia su meta.

Al hacer un cuidadoso balance de riesgos, los directores acordaron por unanimidad mantener inalterada la tasa de interés de política. Al mismo tiempo insistieron en que las decisiones sucesivas que adopte la Junta dependerán de la nueva información disponible.