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En un artículo sobre pérdida del empleo, crédito y crimen en Colombia de los investigadores del Banco de la República, Carlos Medina y Christian Posso, publicado en la revista académica internacional American Economic Review: Insights (Job Displacement, Credit and Crime in Colombia), se estiman los efectos de la pérdida inesperada del empleo sobre la probabilidad de participar en actividades criminales. También se estudia el rol del crédito de consumo como instrumento para atenuar los efectos de la pérdida del empleo, al ofrecer la posibilidad de satisfacer las necesidades de consumo, y contribuir a disuadir las actividades criminales. El análisis se realiza con datos de Medellín, una de las ciudades colombianas con más altas tasas de formalidad, con una alta presencia de crimen organizado y con altas tasas de homicidio relacionadas con disputas entre grupos locales, carteles de droga, bandas criminales y paramilitares. Entre los años 2006 y 2015, el 12% de los hombres jóvenes de Medellín fueron arrestados en algún momento.

Los autores se concentran en los despidos masivos ya que estos suelen ser sorpresivos para los individuos y pueden generar una respuesta en el comportamiento criminal. En los datos, correspondientes al año 2010, los empleados de firmas que registran un despido masivo experimentan una drástica caída de más de un 20 por ciento en los ingresos respecto al año 2009, seguida de una notable recuperación un año después, aunque todavía en niveles entre un 4 y un 10 por ciento por debajo de los registrados antes del evento. La caída en los ingresos es levemente superior para las mujeres y los empleados más jóvenes.

Además de una fuerte pérdida de ingresos en el año del despido masivo y hasta 5 años después, los autores encuentran un fuerte incremento en la probabilidad de arresto en el año del despido masivo, efecto que es exacerbado en los años siguientes. En el gráfico 1 se muestra el impacto estimado y normalizado del despido sobre la probabilidad de arresto, distinguiendo por género y por edad. El aumento en la tasa de arrestos que se observa en el gráfico es equivalente a un incremento del 47 por ciento en el año 2010, y del 35 por ciento un año después, en relación con la tasa de arrestos del 0.16 por ciento que se observaba en 2009. El incremento en la tasa de arrestos es explicado principalmente por los empleados hombres y los jóvenes entre los 20 y los 25 años. La concentración de los efectos en la población más joven guarda coherencia con la alta criminalidad observada entre los hombres jóvenes en Medellín. Los efectos más sobresalientes por tipo de crimen se encuentran en el crimen a la propiedad, sugiriendo un vínculo con el canal de la necesidad.

Gráfico 1. Efecto de los despidos masivos en los arrestos por género y rango de edad.

Efectos en los arrestos por género

Este primer panel muestra los cambios en la tasa de arrestos a partir de la pérdida de empleo, entre los años 2006 y 2015, distinguiendo entre hombres y mujeres. El aumento en la tasa de arrestos que se muestra en el gráfico es equivalente a un incremento del 47% en el año 2010, y del 35% en el 2011, en relación con la tasa de arrestos del 0.16% del 2009. El incremento en la tasa de arrestos es explicado principalmente por los empleados hombres.

Efectos en los arrestos por edad

Este segundo panel muestra los cambios en la tasa de arrestos a partir de la pérdida de empleo, entre los años 2006 y 2015, distinguiendo por edad, un segmento de jóvenes entre los 20 y 25 años, y otro segmento de adultos entre 26 y 60 años. El aumento en la tasa de arrestos que se muestra en el gráfico es equivalente a un incremento del 47% en el año 2010, y del 35% en el 2011, en relación con la tasa de arrestos del 0.16% del 2009. El incremento en la tasa de arrestos es explicado principalmente por los empleados jóvenes entre los 20 y los 25 años.

El trabajo muestra que los despidos masivos de los adultos del hogar tienen efectos indirectos en otros miembros de la familia, especialmente en los más jóvenes. Esto sugiere que la pérdida de empleo incrementa la criminalidad más allá de lo inicialmente previsto, ya que también afecta a otros miembros de la familia. Se encuentra un efecto positivo sobre los familiares entre 25-35 años en el mismo año en que su familiar pierde el empleo, mientras que el efecto sobre los menores de 25 años se registra un año después, potencialmente sugiriendo que el ejemplo de los mayores podría estar jugando un papel en la decisión de los parientes menores.

El estudio también encuentra que el acceso al crédito de consumo debilita la relación entre la pérdida de empleo y la criminalidad, al permitir a los individuos suavizar las dificultades del desempleo, disuadiéndolos de unirse a actividades delictivas. En particular, los autores encuentran que el impacto del despido para la población que tenía acceso a crédito antes del evento no es significativo. Por otro lado, el impacto estimado es positivo, significativo y persistente para la población que no tenía acceso a crédito antes del evento.

Los autores estiman la medida en que el acceso a crédito disminuye el efecto del despido masivo sobre los arrestos, con base en la expansión del crédito de consumo observada en 2010 por cuenta de la entrada de cinco nuevos bancos a la ciudad, utilizando las distancias de sus sucursales a los hogares. Se observa que aquellos individuos que tuvieron acceso al crédito de consumo como producto de esa expansión, registran una reducción en la probabilidad de ser criminales en los periodos subsecuentes a la expansión crediticia. El papel que desempeña el acceso a crédito de consumo como amortiguador de los efectos adversos de la pérdida del empleo, sugiere que el incremento en la tasa de arrestos estaría más motivado por razones de necesidad, que psicológicas o emocionales. Los resultados subrayan que en coyunturas como las vividas durante la pandemia del Covid-19, apoyos en liquidez a las personas que perdieron su empleo adquieren gran importancia, como un vehículo para disminuir la probabilidad de que se involucren en actividades delictivas.