El ahorro es bajo en Colombia. Tradicionalmente lo ha sido y hoy
aún más. Según las cifras de cuentas nacionales, entre 1985 y 1991 el ahorro privado
equivalió, en promedio, a 13.8% del PIB. El ahorro nacional, suma de los generados por
los sectores privado y público, asedió al 21% del PIB, también como promedio para esos
7 años. Entre 1992 y 1994 estas cifras se volvieron mucho más modestas. Así, se estima
que en 1994 el ahorro privado pudo haber descendido a una sima, 6.2% del PIB, y que el
nacional quizá debió "tocar un piso". 15% del PIB(1).
Si tenemos en cuenta el bajo grado de desarrollo relativo de
Colombia y comparamos esas cifras con las de los países desarrollados o en desarrollo que
exhiben altos ritmos de crecimiento, como son los del extremo oriente, se hace evidente la
baja propensión colombiana al ahorro. En conjunto, los siete países más desarrollados
de la OCDE (EU, japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá), registraron
tasas de ahorro nacional cercanas a 20.7% del producto nacional en promedio (y japón
31.1%) entre 1980 y 1987 en tanto que los del extremo oriente que están en rápido
desarrollo como Corea del Sur, Malasia, Singapur y Tailandia han llegado a las cumbres de
la austeridad: entre 30 y 35% del producto(2).
Sólo cuando se compara la tasa de ahorro colombiana con las de las principales economías
latinoamericanas se deduce que la eventual insuficiencia de ahorro parece un rasgo típico
de la región; al menos así lo fue en los años 80. En efecto, para el conjunto de las
seis principales economías de América Latina (Brasil, México, Argentina, Venezuela,
Chile y Colombia) la tasa de ahorro privado apenas ascendió a 12.6% y la de ahorro
público a 3.3% del PIB entre 1980 y 1987, así que la tasa de ahorro total llegó a 15.9%
mientras que la tasa de inversión ascendió a 18.9% en esos 8 años(3)
Lo anterior es preocupante. Es bien sabido que una insuficiencia de ahorro es un factor
importante de freno al avance económico de largo plazo o una fuente de problema
coyunturales, sobre todo en el caso de países en desarrollo que carecen de prestigio
permanente en los mercados financieros internacionales. Aún así, as cosas no invitan al
desespero. Tanto la teoría como las cifras indican que la suerte colombiana en materia de
ahorro puede modificarse e incluso que el funcionamiento a plena capacidad de otros
motores de desarrollo económico conduce a elevar la proporción ahorrada del producto.
Este documento se ocupa de estos asuntos desde un ángulo macroeconómico. En la sección
II se repasan los "hechos Estilizados" a la luz de la teoría. La sección III
es un resumen a manera de conclusión.
En los anexos se presentan dos modelos teóricos que sintetizan la teoría convencional
sobre el ahorro. Mediante estos anexos se demuestra que el primer modelo, una versión
clásica del modelo Mundell-Fleming de economía abierta, puede considerarse como la
"forma resumida" del segundo modelo bajo ciertos supuestos y para el período
presente. El segundo modelo es el de optimización intertemporal de un agente
representativo que se preocupa por el bienestar de su familia y descendientes.
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(1)
Cuadro 2 Notas editoriales, Revista del Banco de la República, octubre 1994.
(2) Por diferentes períodos y problemas de medición
las cifras de los siete países más desarrollados se encuentran en Aghevli et al, (1990,
parte dos, cuadro 1) y las de los países del extremo oriente en los gráficos 2.22, 2.23,
2.24 y 2.25 de Edwards (1995).
(3) Aghelvi et al. (op.cit, parte tres, cuadro 3).
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